Es un contrato mercantil para garantizar nuestro patrimonio, salud o vida. Como en nuestro día a día nos pueden ocurrir varios infortunios, en el caso de que ocurran, en lugar de tener que asumir directamente ese perjuicio, teniendo un seguro contratado, será el asegurador quien afronte ese perjuicio.
En ese contrato, el asegurador impone unas cláusulas a la persona consumidora, pero esas cláusulas nunca podrán ser abusivas.